Cómo se llegó al nombramiento del primer sacerdote de Junín

La iglesia estaba terminada en marzo de 1833. Carlos Torres se ofrece para el cargo. El sacerdote, uno de los más fieles servidores de Rosas. A fines de 1834 el templo fue inaugurado y puesto bajo la advocación de San Ignacio de Loyola que aún en la actualidad es patrono

el Cuadro de la Guardia, Fuerte Federación. La escena ilustra a los 27 elementos que se hallaban en Federación en mayo de 1834 (Extraído de "El Fuerte de la federación", de Heberto Herel Lacentra, Ediciones de las Tres Lagunas, 2010)

La iglesia estaba terminada en marzo de 1833. Sin embargo próximo a finalizar el año -seis años después de la fundación- aún no contaba con sacerdote.

Con ese motivo el de Salto, presbítero Carlos Torres, dirigía una carta al ministro de Gobierno Manuel J. García algunos de cuyos parrafos se extractan aquí:

"Creo justo que se considere mi situación. Hace tres años que por tercera vez entablé la renuncia del curato de Salto sin otro motivo que su total incongruidad como lo había verificado mi antecesor. El señor Exmo. Gobernador Rosas me estimuló a que permaneciera algún tiempo hasta que se construyere el Fuerte Federación cuyo pueblo se incorporaría a este Curato y poniendo de mi cuenta... en cualquiera de los dos puntos se mejoraría mi condición.

Preví en el momento las dificultades que envolvía este plan como lo manifesté al señor Obispo, sin embargo contesté que estaba dispuesto a trasladarme a cualquier punto donde mis superiores creyeran podría ser útil a una provincia que con tanta generosidad me haía hospedado.

Viendo ya en agosto del 32 que se acercaba el tiempo de poner en ejecución su proyecto, solicite y obtuve una conferencia del señor Rosas y otra del señor Obispo en que demostré a mi modo de ver cuánto tenía de irrealizable y cuan poco adecuado era a la tranquilidad de los pueblos, a la movilidad de ambos sacerdotes y al progreso espiritual de los fieles".
Añadía más adelante: "En abril del presente año ya estaban servibles ambos edificios (se refiere a la iglesia y a la casa) como lo comuniqué al señor Provisor; pero a últimos días de junio me comunicó que según el señor Ministro no se pensaba erigir en curato el pueblo Federación".

Agregaba a continuación que de inmediato manifestó al gobernador Balcarce y a Rosas las razones por las cuales "era imposible atender la dirección espiritual de ambos pueblos".
Y concluía: "Ya se deja de ver que tres años de esperanzas y cinco de increíbles privaciones merecen tener término y solamente tendrán si S.S. decide prontamente mi destino".

Simultáneamente el Obispo de Buenos Aires escribía también al ministro de Gobierno:
"Buenos Ayres, diciembre 3 de 1833. Año 24 de la Libertad y 18 de la Independencia El Obispo y Vice Apostólico, al señor Ministro de Estado en el Departamento de Gobierno:
En el año de 1832 el señor Gobernador de la provincia, hoy Comandante General de Campaña trató y convino previamente con la autoridad eclesiástica de que se nombrase un capellán militar en el Fuerte de la federación que acudiese con los socorros espirituales a los fieles que residen en el y en su contorno.

A este objeto se mandó a levantar y efectivamente se ha levantado una iglesia en aquel punto. Dicho capellán debía percibir la renta de 6000 pesos anuales, como los demás de su clase. Circunstancias particulares que tuvieron lugar en aquella época no dieron tiempo de manejar este negocio de manera oficial: sin embargo el gobierno no revocó sus propósitos y tan lejos de esto al vice apostólico le consta que conferenció varias veces sobre él con el cura actual del Salto, presbítero don Carlos Torres e hizo privadamente el nombramiento del capellán en su persona.

Desde entonces y por repetidas ocasiones dicho presbítero ha reclamado el cumplimiento de aquella disposición: el Vicario Apostólico nada ha podido resolver hasta ahora, por la razón ya indicada de no haberse conducido este asunto oficialmente.


Más hoy el Señor Torres insta de un moto tan ejecutivo que no deba arbitrio al Prelado entre la realización de aquel proyecto o su separación del Curato de Salto. El vice apostólico conoce bien la justicia de este reclamo porque sabe que si el presbítero Torres se ha mantenido hasta hoy en el Salto, ha sido en la inteligencia de que se cumpliría lo dispuesto por el Señor Rosas de su colocación en el Fuerte de la Federación, de otro modo la escases o incongruidad de aquella parroquia le haría obligado mucho tiempo antes de abandonarle.

En este concepto y habiendo el Señor Rosas dirigido al Vicario Apostólico en el mes anterior una comunicación privada, en que le recuerda y encarga la realización de aquella medida, como dispuesta y acordada ya desde la época de su mando; siendo también de mayor utilidad el nombramiento de Capellán en aquel punto; me dirijo a V.S. para que se sirva instruir a S.E. sobre el contenido de la presente nota, a fin de que ordene se ponga en práctica el servicio de aquella Capellanía, despachando al efecto el título de Capellán al Presbítero Dn. Carlos Torres y si el superior gobierno no creyere conveniente resolver en conformidad a este proyecto, V.S. tendrá a bien comunicarme su resolución, cualquiera que sea, para satisfacer con ella tanto al S. Comandante General de Campaña, como al Señor Torres. Dios Guarde al Señor Ministro muchos años. Mariano, Obispo y Vice Apostólico".
(Por aquellos años, monseñor Mariano José de Escalada se desempeñaba como obispo auxiliar de Buenos Aires).

Accediendo por fin a los reiterados pedidos en tal sentido, el Ministro García con fecha 11 del mismo mes de diciembre, dictó el siguiente decreto designando al Presbítero Carlos Torres Capellán Castrense de Federación: "Siendo tan necesario en el Fuerte de la federación el servicio de un capellán como en los demás puntos de esta naturaleza, se nombra al presbítero Don Carlos Torres Capellán castrense del expresado Fuerte de la Federación con la dotación de seis mil  pesos anuales incluida la ayuda de costas. Al efecto expídase el título correspondiente y comuníquese a quienes corresponda".

De esta manera el sacerdote Torres satisfacía una de sus más caras aspiraciones. Con el tiempo habría sido uno de los más fieles servidores de Rosas. Ya en ocasión de la expedición que el "Restaurador de las Leyes" llevara contra los indios en 1833, envió a todos los curas párrocos de los pueblos vecinos una circular laudatoria, en uno de cuyos párrafos decía: "Por la relación que incluyo y por informes más cicunstanciados supongo a Ud. bastamente instruído de las inmensas ventajas que nos proporcionan para siglos la expedición sobre los indios emprendida por el patriotismo más sublime y acabada por la más inalterable constancia".

Entre tanto, llegaban al fuerte los primeros ornamentos para la iglesia conducidos por Blas Mancebo desde la casa de don Victoriano García Zuñiga, un terrateniente, comerciante y político argentino del siglo XIX, muy cercano colaborador de los gobernadores Martín Rodríguez y Juan Manuel de Rosas (ver su biografía haciendo click aca): un cáliz de plata dorada con tapa y cuchara; un par de vinagreras de plata con platillo; un ara; dos amitos; un misal; dos platos; un ostiario de plata; un purificador; tres bolsas con palias y corporales; tres estolas; tres manipulos; tres casullas; un c{ingulo; dos manteles y un lienzo; un atril y un frontal de tisú.

El 4 de febrero de 1834, el cura Torres comunicaba el paso de Mancebo por Salto llevando los elementos necesarios para decir misa.. Sin embargo, en septiembre, aún no había marchado hacia Federación.

Recién a fines de 1834 el templo fue inaugurado y puesto bajo la advocación de San Ignacio de Loyola que aún en la actualidad es patrono. El capellán Torres databa su correspondencia en "Fuerte de San Ignacio de la Federación".


Los primeros dos médicos del Federación

El 15 de junio se destinó como médico de Federación al doctor Juan Manuel Manus, percibiendo un sueldo de cien pesos mensuales. Antes de un año de prestar servicios en el fuerte, falleció, designándose en su reemplazo al doctor Sebastián Pérez Ramírez, con fecha de 15 de marzo de 1833

Primer reparto de tierras


El 9 de junio de 1832 se dicta un decreto que lleva las firmas de Juan Manuel de Rosas y Manuel V. Maza y que en su parte dispositiva establecía: " Art. 1: Para el repartimiento cómodo de tierra entre los pobladores que concurriesen a establecerse bajo la protección del Fuerte Federación se adjudican a este cuatro leguas ( antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona, a pie, o en cabalgadura, pueden andar durante una hora; es decir, es una medida itineraria. Dado que una persona recorre normalmente a pie una gama de distancias, la legua se mantiene en esa gama, pero según el tipo de terreno predominante en cada país o según la conveniencia estatal, la palabra legua abarca normalmente distancias que van de los 4 a los 7 km.) de ejido a cada uno de los cuatro vientos principales de modo que el ejido forme un cuadrado de ocho leguas de lado".

(Fuente: Apuntes para la historia de Junín, por René Pérez)
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ADHIEREN AL CICLO DE NOTAS 189 AÑOS DE LA FUNDACION DE JUNIN
























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